Hace algunos meses, Mari Carmen Herrero me pidió un artículo como colaboración para una revista producto de los esfuerzos de unas madres de la comunidad valenciana que formaron una organización con el mismo nombre, De maternitat i de criança. Este artículo ha salido en la tercera entrega de la revista que se divulga en la Comunidad Valenciana y es la primera vez que algo escrito por mí sale publicado. Gracias Mari Carmen, y buena suerte con vuestra revista.
Y aprovecho para anunciaros que desgraciadamente el libro que tengo a medias no verá la luz a final de año como prometí y tenía planeado. Se me cruzó una oportunidad de traducción de la que os hablaré más adelante, y es algo que sé que tengo y quiero hacer, y son más de 300 páginas, por lo que me encuentro en ese berenjenal y no me deja tiempo para el libro. Aún así, lo que estoy traduciendo me ayudará mucho cuando le llegue su hora a terminar de escribir el libro.
Pues como dicen en la tele, sin más preámbulos, aquí os dejo con mi artículo.
Mis hijas NO van al colegio
Antes de continuar con este artículo me gustaría agradecer a Mari Carmen la invitación a escribir para esta revista De maternitat i de criança y darme una oportunidad de divulgar e informar sobre la educación en casa o en familia. Cuando me decía que la revista no tendría la misma audiencia que un programa que salió hace poco en un canal de TV española, le respondía que mejor. No me interesa la cantidad de gente que pueda verme, escucharme o leerme, sino la calidad y propiedad de lo que se expone y cómo se debate o comenta. Y si bien los medios de comunicación pueden catapultar una idea o alguien al éxito o al más profundo odio público, es mediante publicaciones locales, iniciativas pequeñas pero con personas con gran talento y aspiraciones, gracias a una amiga, un grupo, un libro, un artículo, una conversación, que vamos aprendiendo y abriendo nuestros horizontes sobre los temas infinitos que nos interesan a los humanos y a los que siempre buscamos dar respuesta.
De vuelta al artículo diré que no pretendo convencer a nadie de que no escolarizar a sus hijos es la mejor opción del «mundo mundial» (como dicen los niños), ni tampoco pretendo demonizar o ridiculizar el sistema escolar porque para empezar yo misma fui a colegio, instituto y universidad, he ejercido y aún me considero profesora (maestra), y si bien hay muchos problemas y puntos cuestionables del sistema educativo en todos los países, y a pesar de que siempre digamos que cualquier tiempo pasado fue mejor (o que las escuelas de ahora no son ni una sombra de las de antaño), sé que hay muchos estudiantes en colegios, escuelas y centros que están formándose y aprendiendo con dignidad y solidez.
De igual forma entre los que educan en casa siempre hay para quienes esta opción es el subterfugio y la escusa perfecta para maquinar sus mezquindades y robarle al niño de su derecho a la educación y a la felicidad.
Entonces, ¿qué es esto de no llevar a los niños al colegio? ¿Acaso pueden los pequeños y jóvenes crecer integrados, aprender a relacionarse, progresar académicamente, ser responsables y todo lo que aspiramos y deseamos para nuestros hijos sin pisar un colegio?
Cuando me encuentro con alguien que no está de acuerdo con esta opción me doy cuenta que en muchos casos tienen una idea en la cabeza y no han visto ni convivido con ninguna persona que no tenga a los hijos en el colegio. Se oponen intelectualmente pero no miran a los niños mismos o a los padres mismos, levantan este escudo o barrera argumental sin empíricamente darse la posibilidad de ver con sus propios ojos a las familias que componen este grupo.
Otras personas no están de acuerdo con la mentalidad de los padres, y achacan estas diferencias de opinión sobre la crianza, los valores morales, las opciones de nutrición y salud etc, y lo meten todo en el mismo saco y lo conectan al hecho de que como no llevan a los niños al colegio están criándolos mal. Es una total fantasía el pensar que por meterlos en un colegio los profesores van a conseguir que los niños adquieran unos valores y una conducta más en sintonía con lo que estos detractores tienen en mente que se acerca a su individuo “ideal”. En mis años de colegio me he encontrado familias con unos esquemas familiares nada convencionales y en mi grupo de familias que educan en casa hay por el contrario familias bastante similares a las que optan por la escuela. Así que, como dirían nuestras abuelas, en los colegios y fuera de ellos hay de todo, como en botica.
En la actualidad un gran número de padres que educamos en casa formamos parte de grupos, estamos en contacto con otras familias que educan en casa o que no, hacemos diversas excursiones, salimos a la compra, al parque, hablamos con familiares, amigos y vecinos, apuntamos a nuestros hijos a música, idiomas, deportes, nos juntamos en casas de otros para convivir, recibimos visitas, vamos a una iglesia, a clubs, a grupos que practican tal o cual pasatiempo. Y en la semana vamos a la biblioteca, leemos con los hijos, dibujamos, cocinamos, hacemos cuentas con ellos, les ponemos problemas, aprendemos sobre mil y una cosas para enseñarles o motivarles, hacemos experimentos con ellos, buscamos otras personas, tutores, lugares donde puedan continuar o desempeñar sus talentos y sus inquietudes, es decir, viven en sociedad al igual que los niños que van al colegio y que cuando toca la campana siguen socializando.
Se puede prescindir de las horas de colegio sin menoscabo en el desarrollo emocional o intelectual, pero no me creáis a mí, vedlo en nuestros hijos y familias. Muchos estamos presentes en blogs (el mío es www.charlottemasonsp.blogspot.com), donde veréis lo que hacemos y cómo vivimos estas familias. De hecho más y más personas optan por esta educación y lo hacen contra corriente, a pesar de las dificultades que enfrentan, afrontando denuncias, desprecio, críticas ponzoñosas sin fundamento, acusaciones de locura cuando esto es simplemente una opción que ha existido, existe y existirá, no importa cuánto voceen algunos. Educar en casa es una opción real y viable, es en cierta medida educar prescindiendo de escolarización presencial en una escuela, es cuando el hogar y el mundo reemplazan a la escuela no porque no queramos socializar, educar, o escolarizar, sino porque no es lo más beneficioso para nosotros el que implique horas de escuela y porque es viable, posible, razonable, y probado (por eso en España se busca que esté a su vez reconocido por la ley como ya empieza a serlo en comunidades como Cataluña).
En artículos consiguientes (si me los piden), seguiré aportando mis experiencias y reflexiones sobre esta opción y espero con ello acercar al lector al mundo de la educación en familia para dar a conocer otros ángulos y aspectos de esta opción educativa.
Enhorabuena Silvia, ya publicaste, y que sean muchos más. Un abrazo
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Gracias a tí, Silvia.
Besos.
Mari.
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Gracias Madalen. Un abrazo para tí tambien amiguita.
De nada, Mari. Ya sabes siempre que queráis estoy dispuesta, porque me encantó la experiencia.
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Enhorabuena!! Y ánimo con la traducción, y qué remedio… seguiremos esperando el libro ;).
Un besito.
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Gracias, Pilar. De verdad que llegará, pero esto tenía que aceptarlo, aunque me demore más.
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Silvia, Muchísimas gracias por visitar mi blog de nuevo y por tu comentario tan acertado. me alegro mucho de haber educado a mis hijos en casa. La hija mayor acaba de recibir noticia de una beca completa o total a la Universidad de CA, San Diego para estudiar Medicina Global. Estamos emocionados Quiere trabajar de cirujana como misionera. Es fascinante como labra el Señor por medio de nuestras manos y tiempo si estamos dispuestos. Educando en casa permite la tierra fértil para cumplir con su voluntad.
Un fuerte abrazo.
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De nada, Mary, tu blog es maravilloso, y tu charla divina. Enhorabuena a tu hija y a tí por tu amor y dedicación a tus hijos, y ahora a tus estudiantes. Eres una mujer de mucho valor y esfuerzo contínuo.
Besos,
silvia
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